SOCIALISMO DEMOCRÁTICO
Pedro Serrano García
Aspiraciones
humanas
En
Honduras, frente al capitalismo neoliberal global que mantiene a las mayorías
sumidas en el subdesarrollo y la pobreza, habrá que levantar un socialismo
libertario nacional para lograr la promoción integral y el bienestar general de
la totalidad de la población.
El socialismo
democrático que necesita Honduras y el mundo, será diferente del
comunismo dictatorial estalinista que predominó en la Unión Soviética hasta su
desaparición a finales de los ochenta del siglo XX. Se trata de un
nuevo socialismo popular y no totalitario, al servicio del
pueblo y no del partido, fraternal con los pueblos y no dominante de naciones.
Tampoco se parece a la social-democracia que ha predominado en Europa, puesto
que si favoreció algo a la clase trabajadora fue para potenciar al capitalismo
y vencer al comunismo. Hoy, ya desaparecida la Unión Soviética, los partidos
conservadores están desmantelando el Estado del Bienestar con la colaboración
de los partidos social-demócratas.
El
capitalismo es un sistema de muerte contra las mayorías, que hay que
transformar en socialismo como sistema de vida para la totalidad de la
población.
El
capitalismo que impera en Honduras se manifiesta en varios aspectos
principales: explotación, opresión, represión y violencia; también en
corrupción, criminalidad, caos e impunidad. El capitalismo está al servicio del
enriquecimiento de la clase privilegiada, impidiendo a las mayorías una calidad
educativa, una organizada sanidad, una promocionada cultura y un desarrollo
tecnológico.
Honduras
necesita un cambio de los corazones de todos sus habitantes. Asimismo, habrá
que ir poniendo en marcha las reformas necesarias en educación, salud, empresa,
agricultura, industria y finanzas. Para ello, se comenzará refundando el Estado
de Honduras.
Sistemas
opuestos
Frente
al Estado de derechas que privilegia a los ricos, implantemos el Estado de
izquierdas que beneficia al pueblo. Frente al predominio de la propiedad
privada oligárquica, prioricemos la propiedad pública al servicio de todos,
protegiendo la pequeña propiedad tanto de uso y consumo como de producción.
Frente a la libertad de mercado y empresa al servicio de los poderosos,
admitamos la intervención económica del Estado para que resplandezca la
justicia. Frente a la religión supeditada a la ley del mercado que beneficia a
los enriquecidos, promocionemos la libertad moral y religiosa liberadora de los
oprimidos. Frente a la sanidad y educación privadas como negocio, demos
prioridad a la sanidad y educación pública para el buen vivir de las mayorías.
Frente al inmovilismo capitalista, favorezcamos el dinamismo socialista,
adaptándonos a los cambios que exija la realidad.
Transformaciones
y mejoras
Para
instaurar el Estado popular habrá que abolir el Estado burgués. Implantemos la
economía del bien común, aboliendo la economía de los privilegiados.
Promocionemos la democracia popular participativa, que haga desaparecer la
democracia elitista representativa. Demos preferencia a la solidaridad
económica y social respecto a la competencia mercantil y transnacional. Evitemos
el abuso descarado de los grandes conglomerados económicos tanto nacionales
como extranjeros.
Establezcamos
la fiscalidad progresiva para favorecer la igualdad de la ciudadanía, aboliendo
privilegios, exenciones y evasiones de impuestos y de capitales a las grandes
empresas y multinacionales. Trabajemos por la soberanía nacional para frenar la
dependencia del imperio. Legislemos los derechos de los trabajadores por encima
de la ganancia empresarial. Dediquemos las inversiones para progreso de todos,
evitando la acumulación y el despilfarro burgués. Implantemos el gobierno del
poder popular, contra el gobierno del poder oligárquico.
¿Cómo
comenzar el socialismo?
La
Asamblea Nacional Constituyente, será la base para crear un nuevo pacto social
contra la corrupción burguesa en todos sus ámbitos. Habrá que legalizar el
referéndum para revocación de gobernantes y decisiones transcendentales del
Estado. Los partidarios del liberalismo en las agrupaciones políticas populares
deberán abandonar esa ideología capitalista para asumir la ideología
socialista.
Las
organizaciones populares deberán estar constantemente en acción contra el poder
oligárquico: con asambleas, encuentros y talleres de formación; pero sobre
todo, con movilizaciones, manifestaciones, tomas pacíficas, huelgas de hambre y
cualesquiera otras acciones simbólicas que ayuden a la concientización del
pueblo y la limitación del poder burgués.
Dado
que la alternativa está en: el servicio al pueblo o el sometimiento a las
élites, habrá que aumentar la fuerza popular frente a la fuerza oligárquica.
Eso sí, siempre por vías pacíficas y democráticas. No se trata de
destruir a los poderosos, sino de ayudarlos a que colaboren en la implantación
de la justicia, la igualdad y la libertad para todos y todas.
En
la globalización, el sistema capitalista neoliberal, es impuesto por el
imperialismo y las potencias económico-militares. Para conseguir el socialismo
democrático que sirva para bien de todos y todas, habrá que unirse a los
pueblos que están en vías parecidas a las que aspiramos proyectar en Honduras,
empezando por los de nuestra región de América Latina y el Caribe.
Frente
a la ley de la fuerza que imponen las élites imperiales internacionales y las
oligarquías nacionales, debemos optar por la razonable justicia que ampara a
toda la ciudadanía del Estado.
Solidaridad
popular ha de ser el nuevo nombre del amor que nos propuso Jesús de Nazaret,
pues con ella lograremos el bien común nacional, regional y universal. Así como
la luz del amanecer evapora las tinieblas de la noche, la solidaridad ha de ir
disolviendo el egoísmo para que resplandezca la liberación de los empobrecidos.