¿DE QUÉ ESTAMOS HECHOS
LOS HONDUREÑOS/AS?
Rodolfo Cortés
Calderón
Es difícil señalar desde cuando comenzó la gravedad de la
crisis moral que está viviendo la sociedad hondureña, suponemos se ha hecho más
visible y sentida desde los años 60s para acá, ya que para atrás no recordamos,
aún cuando éramos unos mozalbetes, los dantescos escándalos que hoy son el pan de cada día.
Desde la visión más simple todas las personas estamos hechas
o mejor dicho estructuradas materialmente de músculos, huesos y torrente
sanguíneo. Pero la pregunta cala más allá de lo meramente material. ¿Qué hay
detrás de nuestra frágil personalidad, de nuestro endeble espíritu, en lo más intrínseco
de nuestra natural esencia humana que para todo, o casi todo, somos insensibles
o incapaces de entender lo que sucede a nuestro alrededor, mucho menos
protestar, aún con los caracteres de gravedad y alarma con que sobresalen estos
acontecimientos, algunos o muchos de ellos relacionados fuertemente con nuestra
precaria economía y con nuestro propio y egoísta bienestar individual?
Entremos en materia al tema, me refiero al CÁNCER DE LA CORRUPCIÓN.
Ese mal tan apoderado y propagado dentro de la sociedad hondureña que ya la gran mayoría
de la población lo ve como algo tan natural, como parte de su vida y que ha
penetrado casi todos los ámbitos sociales, económicos y culturales del pueblo
hondureño. En verdad que no se puede precisar cuál fue la primera institución
contaminada, quizá necesitaríamos de un profundo estudio sociológico o antropológico
para determinar esto, porque en esto están implicados cooperativistas,
empresarios, profesionales, militares, profesores, policías, obreros,
banqueros, campesinos, religiosos, abogados, periodistas, pobladores, empleados
públicos, políticos, etc., etc., desde el más pequeño hasta el más grande,
desde el más rico hasta el más pobre, desde el más erudito hasta el más idiota.
Del régimen de previsión del magisterio nacional, más conocido
como INPREMA, se estima se han saqueado
seis mil millones de Lempiras. Lo mismo ha ocurrido con el Instituto de Previsión
Militar, IPM, donde miles de soldados
cotizan, pero unos pocos generales y coroneles, son los que se han enriquecido;
parte de este botín fue el banco BANFFAA y es casi seguro que el Instituto de
Jubilaciones y Pensiones de los Empleados Públicos, INJUPEM, ya haya sido
saqueado, por lo vientos que soplan, por el actual Gobierno y otros.
Pero el atraco también se ha apoderado de los colegios
profesionales. De el Colegio de Abogados de Honduras, CAH, se han hecho humo
por artilugio varios millones de Lempiras. Varias Financieras y Bancos se han
declarado en quiebra, pero nadie dice quién se robó todos esos millones o donde
fueron a parar. Sino, recordemos la quiebra dañina del Banco de los
Trabajadores de tan mal recuerdo, para tantos ahorrantes pequeños.
Pero quizás de lo que se tengan más antecedentes es del
atraco y quiebra a que han sido sometidas la gran mayoría de las Cooperativas
de Ahorro y Crédito, grandes y pequeñas, otrora vistas como las salvadoras e
impulsoras de la economía popular, todas afiliadas a FACACH, supervisadas por
IHDECOOP y también por la Comisión Nacional de Bancos y Seguros, CNBS. Sin temor
a equivocarnos creemos que no hay una tan sola cooperativa que no haya pasado
por actos de liviana o severa corrupción comprobada, entiéndase saqueo y robos
descarados. Ahora la gran mayoría de estas cooperativas no entregan o entregan a
sus afiliados míseros excedentes ya que estos casi siempre se los reparten en francachelas
y viajes de placer de los empleados y directivos que se coluden en contra de
los afiliados y que desbaratan sus fondos o las dedican a construir edificios
lujosos para que los propios ladrones vivan adentro como reyes. El movimiento
cooperativista se ha desnaturalizado y tergiversado.
Todos estos dineros son ahorrados por los “pobres”, mejor
llamémosles luchadores, para
hacerle frente a su economía futura, principalmente en la vejez; es sangre pura
de gente trabajadora, visionaria y esforzada. Es su propia vida, por lo tanto no es justo que unos
insignificantes MALDITOS saqueadores se los roben descaradamente y se paseen
como grandes señores y señoras de la sociedad.
Desde hace tiempo, tal vez décadas, escuchamos a algunos,
poquísimos, valientes periodistas denunciando, con lo que exponen su vida,
todos estos actos de corrupción y a pesar de que existe un Ministerio Público,
MP, desde los años 80-90, que generó demasiadas expectativas entre el pueblo,
nadie se ha hecho responsable de parar esto, al contrario, se han coludido. Lo
mismo sucede con la Corte Suprema de Justicia, Tribunal Superior de Cuentas,
TSC, Policía Nacional y otros entes contralores. Hoy todos estos poderes están
confabulados con la corrupción e impunidad. ¡QUÉ VERGÜENZA!.
¿Cuántos millones de ahorristas, jubilados, pensionados o
personas previsoras se han quedado literalmente en la calle por estos abusivos
actos de corrupción de funcionarios de la empresa privada, gremial, cooperativista
o estatal?
¿Debemos seguir manteniendo esta actitud indiferente o
debemos buscar formas de corregir este endémico mal de la corrupción
institucionalizada?
Lo señalado hasta aquí, sólo es el reflejo de lo que es SU
PISTO, el propio, el individualmente ahorrado, el que le ha costado a usted
sudor y sacrificio. ¿Y los miles de millones de lempiras o dólares que le roban
los funcionarios públicos al ESTADO DE HONDURAS, llámese Congreso Nacional,
Corte Suprema, Gobierno Ejecutivo, etc. ¡Ese también es su dinero!.
¿Hoy día que se habla tanto de REFUNDACIÓN, de NUEVA PATRIA, no
será la época propicia para tirar al carajo estos males y empezar a castigar
con severidad a estos corruptos y corruptas llevándolos a cárcel perpetua o al patíbulo como lo hacen
en la República Popular de China?.
¿Y en las próximas elecciones primarias y en las generales
seguiremos eligiendo estos MALDITOS LADRONES o tomaremos conciencia de nuestra
real situación?. ¡DE QUÉ ESTAMOS HECHOS LOS HONDUREÑOS Y HONDUREÑAS?.
23 DE SEPTIEMBRE DE
2012.
CALLAR
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