EL IMPERIO DE LOS MERCADOS
Pedro Serrano García
Hegemonía
financiera
A partir del derrumbe de la Unión Soviética, los
poderes económicos mundiales, principalmente europeos, vieron la oportunidad de
desmantelar el Estado de bienestar. Para competir y frenar el crecimiento
económico de los países emergentes, los poderes financieros norteamericanos y
europeos (los llamados mercados),
aprovecharon la crisis económica global que comenzó con la debacle de las
empresas inmobiliarias y las hipotecas basuras, para dar un paso más contra la
calidad de vida de los trabajadores. En Europa, pero sobre todo en España
parece que se pretende llegar a las condiciones laborales que sufren los
chinos, para así competir con ventaja en los mercados internacionales.
Ya se habla del Cuarto Reich, pues el todopoderoso
Bundesbank (banco central) con las instituciones financieras de Alemania y de
otros Estados de economías solventes, están empobreciendo a los pueblos del sur
de Europa, tomando como pretexto la
obligación de pagar la deuda; aun sabiendo que es inmoral e incobrable.
Los gobiernos de Grecia, Irlanda y Portugal; ahora
España e Italia, impuestos por los poderes financieros mundiales (“los
mercados”), son los encargados de empobrecer a las clases trabajadoras. Así son
las exigencias de los acreedores; cuestión que hacen imposible las agencias de calificación que provocan
aumentos constantes de la prima de riesgo. Ante tal contradicción ni se
reducirá la deuda ni se saldrá de la crisis.
Las medidas de ajuste estructural ya fracasadas en
Latinoamérica (imponer la reducción del gasto social y permitir las evasiones
fiscales y de capitales), ahora nuestros dóciles gobiernos al capital, las
imponen en Europa; desoyendo las voces de solventes economistas, incluido algún
premio Nobel. La salida de la crisis, aunque haya que administrar mejor los
recursos del Estado, no consiste en reducir el bienestar de los trabajadores e
impedir la concesión de crédito a familias y pequeñas empresas, sino al revés.
Movilización
popular
La agresión de los mercados internacionales en Europa
(mayoritariamente alemanes) contra las mayorías trabajadoras, la están
ejecutando implacablemente los gobiernos serviles. Ello ha provocado el
levantamiento de una fuerte protesta popular en los países del sur europeo.
En Irlanda, más en Portugal, pero sobre todo en
Grecia, las manifestaciones masivas y las huelgas generales, están expresando
su radical oposición a las políticas entreguistas de los gobiernos a los
mercados.
En España ya van dos huelgas generales (una a Zapatero
y otra a Rajoy). Los sindicatos
oficiales CCOO y UGT, a pesar de su dependencia del Estado, están movilizando a
la ciudadanía trabajadora para defender sus derechos.
Existe un contexto de protesta popular internacional
(en Oriente Medio, la “Primavera Árabe” contra las dictaduras; en
Latinoamérica, las protestas contra la corrupción y la impunidad empobrecedoras
de los pueblos). En España han surgido
los “Indignados” (15M), qué mantiene una constante movilización popular para
frenar las políticas llevadas a cabo por Rajoy en su dependencia de la señora
Merkel. Es un movimiento participativo y asambleario, que se van reuniendo
periódicamente por barrios y por pueblos para analizar la realidad y promover
las acciones.
El Movimiento de los Indignados está compuesto
mayoritariamente por jóvenes; al que se han ido incorporando gentes de las
ONGs., sindicatos alternativos, instancias políticas de la izquierda,
asociaciones de barrios, organizaciones de género, grupos de parados, y otros más.
Las mayorías populares españolas ya están hartas; hay que mantener la
movilización hasta echar abajo al gobierno español vendido al capital alemán y
transnacional.
El conservador PP, que ha optado por los enriquecidos
contra el bien común, está endureciendo las medidas coercitivas contra los y
las manifestantes. Desde el comienzo de la democracia formal capitalista que
tenemos en España, nunca se había usado la represión, salvo en raras ocasiones,
como está ocurriendo ahora, sobre todo en Barcelona y Madrid.
Pero las movilizaciones siguen adelante; las del 15-S
y 25-S han sido masivas. Reivindican derechos laborales, frenar la subida de
los precios, evitar la privatización de empresas públicas, mejorar el sistema
de salud y las conquistas sociales, promover la educación de calidad, junto a
otras más. Los indignados, no ven otra alternativa que exigir la dimisión del
gobierno de Rajoy. Las mayorías
españolas están dispuestas a seguir la lucha.
Compromiso
cristiano
Como cristianas y cristianos integrados a las
comunidades que formamos la Iglesia de Base de Madrid, teniendo en cuenta que “el Reino de Dios sufre la violencia [de
los poderosos], y solamente los
esforzados lo promueven”, habrá que asumir más responsablemente la
construcción de “otro mundo posible” en comunión con los movimientos populares.
Nuestros aportes a la sociedad solidaria que queremos construir (como
alternativa al capitalismo), han de ser los valores del Reino de Dios: verdad,
justicia, libertad, igualdad, paz y
amor, vividos y realizados consciente y plenamente.
Si la Iglesia global fuese de los pobres y no de los
ricos, sería un instrumento fundamental para la construcción de un sistema
solidario, como concreción histórica y visible del Reino de Dios eterno e
invisible.