CRISIS ECONÓMICA y REFORMA LABORAL
Pedro Serrano García*
I PARTE
Con el derrumbe soviético, finalizó la Guerra Fría y
el Comunismo. La socialdemocracia europea se transformó en socialliberalismo,
el anarquismo sigue decrépito y las fuerzas de la insurgencia armada en América
acabaron convertidas en partidos políticos sometidos a democracias corrompidas y
a regímenes oligárquicos.
No obstante, a raíz del triunfo electoral de movimientos
progresistas con orientación socialista en varios países de Latinoamérica, emerge
una nueva esperanza para la humanidad. Pero cuidado; el enemigo imperialista
anda dispuesto a devorar a los pueblos de América Latina y el Caribe que se le
opongan.
I – CRISIS CAPITALISTA
La
situación
La crisis de la burbuja inmobiliaria y la especulación
financiera aparecida desde 2007 en Estados Unidos, se extendió a la Unión
Europea. Ahora, ha penetrado todos los países; es ya una crisis mundial. También es crisis alimentaria,
petrolera, industrial, comercial, laboral y ecológica. En realidad es la crisis sistémica del capitalismo
neoliberal y del imperialismo global Norteamericano-europeo que asola a la
humanidad; está basada en la fundamental crisis de valores éticos.
La destructora crisis actual, enorme como la de 1929,
empobrece a los pueblos desarrollados y subdesarrollados, para beneficiar a las
poderosas élites mundiales. También perjudica a las naciones en vías de
desarrollo que, como la pequeña Honduras, sus respectivas oligarquías se someten
serviles al capital trasnacional.
Causas
El capitalismo imperialista totalitario, enmascarado
tras la aparente democracia burguesa, pasa por crisis cíclicas. En la era de la
globalización actual, lo que ocurre en una potencia afecta a los demás países.
Analicemos:
Primera. El capitalismo explotador, ha asumido la ideología neoliberal implantada en los años 80 del siglo pasado por
los presidentes Reagan y Tatcher mediante la llamada “revolución conservadora”.
Los gobiernos se someten “voluntariamente” a las poderosas instituciones
financieras y multinacionales. Renuncian a la propiedad pública, a regular el
comercio transnacional, a cobrar impuestos y tasas a las grandes empresas, a controlar
la especulación, a proteger el bien común de los ciudadanos, a perseguir judicialmente
la corrupción y a desmantelar los
paraísos fiscales.
Segunda. En Europa, el bienestar ciudadano fue creciendo desde los 50 a los 70.
Pero desde principios de los 80 viene bajando
la masa salarial de los trabajadores en casi todos los países para
favorecer las ganancias de los magnates que dominan las finanzas y las economías
mundiales. Ello ha perjudicado a la economía real, pues si los trabajadores
ganan menos, menor será el consumo; repercutiendo en la bajada de la producción
y el aumento del desempleo.
Tercera. Con la subida del carburante en los 70, aumentaron los
excedentes de petrodólares. Situación que fue aprovechada por los poderes
financieros para fomentar el crédito
a ciudadanos, negocios y Estados. Los
ciudadanos se vieron abocados a comprar sus viviendas y casas de recreo a
crédito con lo que aumentaron fabulosamente los negocios y los beneficios de las empresas
inmobiliarias. Hoy toda economía pequeña o grande, privada o pública,
productiva o especulativa, no puede funcionar sin endeudarse.
Cuarta.
Las clases dominantes, en su afán desmedido de ganancias, pretenden un crecimiento continuo productivo. Lo
cual es imposible, pues los recursos naturales de la Tierra son limitados. Por
ello, los poderes económicos están obligando a los gobiernos de países
desarrollados a bajar las condiciones laborales de sus trabajadores y a
empobrecer a países en vías de desarrollo saqueando sus riquezas y abusando de
ellos en el mercado internacional. Si los recursos son limitados, a mayor
ganancia de pocos, más empobrecimiento de
muchos.
Quinta.
Para acumular más beneficios, los poderosos mercados financieros redujeron las
inversiones en la economía real y productiva, y las aumentaron en valores
especulativos de riesgo (acciones, créditos, bonos, compra-venta de
empresas, seguros, fondos de inversiones, fondos de pensiones, comercialización
de monedas y otros). Actualmente, la proporción de la producción de mercancías con
los negocios especulativos, es aproximadamente de seis a cien, y hasta puede que sea más la diferencia. Los
beneficios que se obtienen en la economía especulativa son mucho más grandes y
más rápidos que en la economía productiva. Ello aumenta la inversión en la
especulación y disminuye en la producción. Teniendo repercusiones directas en la
reducción del empleo y salarios en todos los países.
Sesta.
Los bancos especulativos, promovieron las hipotecas fiables (prime); pero más adelante, en sus ansias
de ganancia se arriesgaron a favorecer las impagables hipotecas basura (subprime).
Para no perder dinero, estos bancos hicieron paquetes o títulos de activos, mezclando
las hipotecas seguras y otros valores con las “hipotecas basuras”; luego
vendían dichos “paquetes” a otras entidades financieras. Los bancos compradores
de estos “activos complejos”, a su vez, los vendían a clientes e instituciones.
Al final nadie sabía lo que compraba o
vendía, hasta que se desató la crisis
inmobiliaria y financiera.
Entonces los poderes financieros de Estados Unidos y
Europa se buscaron la complicidad de las
instituciones financieras internacionales como el FMI y BM, así como de las
Agencias de Calificación a su servicio que operan en todo el mundo (las más
hegemónicas Moody’s, Standard & poor’s y Fitch, con sede en New York);
también de las autoridades políticas sometidas a sus intereses. Total, todo
acabó en un caos, con quiebra de grandes financieras estadounidenses y europeas.
Repercusiones
Entre otras, están: falta de liquidez de los bancos,
empresas de seguros y financieras, las hipotecas de muchas viviendas impagadas
y vacías, las suspensiones de pagos de algunos bancos y multinacionales, las quiebras
de entidades bancarias y empresas, el conglomerado financiero Madoff estafa
miles de millones de euros y dólares, cierre a la concesión de créditos y
desconfianza entre bancos. Además, hay stop de producción, despidos masivos de
trabajadores, subidas y bajadas de precios, descenso del consumo y menor
fabricación de productos. Aumento del
paro, freno a los salarios y derechos laborales. La crisis financiera ha provocado la crisis de la economía real. Y
ésta, la crisis laboral.
Las cinco mayores empresas norteamericanas se han
hundido: Lehman Brothers en quiebra
total; Bear Stearns ha sido comprada
por Morgan Chase con la ayuda de la Reserva
Federal; Merril Lynch
fue adquirida por Bank of América; y las dos últimas Goldman Sachs y Morgan
Stanley, una parte de ambas fue comprada por la japonesa Mitsubishi UPJ, y
ambos han sido reconvertidos a simples bancos comerciales. Además hay que
contar, al menos, unas 20 multinacionales más en crisis o quebradas en Estados Unidos y otras tantas en Europa. A ello hay que añadir la
quiebra de innumerables pequeños negocios. Según Ramonet, en Estados Unidos,
toda la red financiera ha colapsado, cajas de ahorro, banca comercial, banca de
inversiones y hasta los bancos centrales junto con los sistemas de regulación,
compañías de seguros, agencias de calificación de riesgos y auditorías
contables. Morosidad de millones de pequeños deudores con la pérdida de sus
viviendas y falta de liquidez en muchos bancos. Ya no se podía seguir
especulando. Se acabó el crédito tanto para los particulares como para las
empresas.
La crisis está afectando menos a los países emergentes
como los BRICS y a los estados
progresistas de Latinoamérica. Pero la pobreza en Honduras, Haití y algún otro,
sube a consecuencia del caos que ha venido con los abusos del poder oligárquico
de estas naciones y con la corrupción de las fuerzas de seguridad, así como con
la misma situación crítica mundial.
Tras los dioses
del mercado, se ocultan empresas concretas y poderosas personas. Algunas ya
las conocemos. Precisamente la Revista “Temas para el Debate”, (nº 206, pp.
14-18, enero 2012, Madrid), publicó el artículo “Desafío de los mercados” de
Juan Torres, del que entresacamos algunos datos: 10 compañías controlan casi el
55% de las actividades farmacéuticas; 6 multinacionales controlan la industria
discográfica; 10 empresas manipulan el 80% del mercado global de pesticidas;
otras 10, el 80% del comercio mundial de alimentos y otra decena más, la
totalidad del mercado mundial del petróleo; cuatro compañías controlan el 70%
del comercio mundial de comida.
En cuanto a los mercados financieros la concentración
es todavía mayor y más peligrosa para la población mundial, pues tienen poder
de “usar y tirar” a los gobiernos elegidos por los pueblos, promover golpes de
Estado, provocar guerras, ampliar las hambrunas, acabar con “Estados del
bienestar” y controlar naciones. El artículo de Juan Torres citando a “The New York
Times”, da a conocer lo siguiente: 9 personas dominan el mercado de los
derivados financieros, cuya cifra se calcula en 700 billones de dólares, es
decir dominan el mundo. Estos magnates que suelen reunirse una vez al mes son: Thomas J. Benison de JPMorgan Chase
& Company; James J. Hill de
Morgan Stanley; Athanassios Diplas
del Deutsche Bank; Paul Hamill de
UBS; Paul Mitrokostas del Barclays; Andy Hubbard de Credit Suisse; Oliver Frankel de Goldman Sachs; Ali Balali del Bank of America, y Biswarup Chatterjee de Citrogroup.
Tras de las democracias burguesas o las dictaduras férreas
(que conocemos), el mundo está dominado por el totalitarismo de los mercados
(que permanecen ocultos para el gran público). La crisis económica mundial es
real, pero está siendo usada por los poderes financieros que la han provocado para
acumular más ganancias y poder.
Para resolver la crisis, los poderes financieros
mundiales han establecido acaparar más beneficios, a costa de reformas
laborales contra el bienestar de los trabajadores. Es decir, socializan las
pérdidas y privatizan las ganancias. Asimismo, las medidas contra los
trabajadores persiguen el objetivo de ir desmantelando los sindicatos, pues aun
a pesar de la pérdida de combatividad de los mismos, siguen siendo un instrumento
moderado de defensa del mundo laboral. Así, quedarían mucho más desprotegidos
los trabajadores.
Medidas
Los poderes mundiales (Estados Unidos, G8, G20, Unión
Europea, Banco Central Europeo, Reserva Federal, FMI, BM, OMC, Foro de Davos...),
están incapacitados para adoptar medidas diferentes a las neoliberales. Por
eso, para salir de la crisis, han acordado
el ajuste estructural a los
trabajadores (reducción del gasto social y estatal para pagar la deuda), sin
querer ver que el FMI lleva décadas imponiéndolo en Latinoamérica sin que haya
nunca dado resultado.
El ajuste estructural consiste en cargar el pago de la
crisis a la clase trabajadora para beneficiar a los poderes financieros y
económicos trasnacionales que son los que la han provocado con su delictiva
economía especulativa, a los que los Estados inyectan billones de dinero
procedente de los impuestos que pagan los ciudadanos y ciudadanas.
Con el ajuste estructural se desmantelan los derechos
laborales (salarios, jornadas, trato humano, jubilación), los derechos sociales
(seguridad social, sindicatos, salud, educación, cultura) y otros más. Según nuestros
gobiernos sumisos al capital, es para pagar la deuda a los “sagrados” mercados financieros.
Es decir que la ganancia ilegal e inmoral de los poderes mundiales está por
encima de la dignidad de los seres humanos.
Analistas coherentes advierten: sin reactivar la economía nunca saldremos de la crisis. Al reducir
la capacidad de consumo de los ciudadanos para beneficio de las entidades financieras,
la crisis aumentará tanto en los países desarrollados como en los
subdesarrollados.
En Europa, estamos asistiendo a las viles maniobras de las agencias de calificación
con las primas de riesgo y los intereses de la deuda a conveniencia de los
mercados. Grecia está saqueada y colonizada, a Irlanda y Portugal las han
intervenido, Para Italia y España las amenazas no cesan. Si eso ocurre con
países de La Unión Europea, ¿quién salvará de los estragos depredadores financieros
a los atrasados y débiles países de América y África, como lo es Honduras y
Haití? Ya en la Unión Europea se levantan voces para crear una Agencia de
Calificación europea que eviten la manipulación de las agencias norteamericanas.
La prima
de riesgo
Los mercados que, a través de las instituciones
europeas, el Banco Central Europeo (BCE) y el gobierno de la señora Merkel,
imponen a los países del sur reformas antipopulares para cobrar las deudas y
sus intereses; pero a su vez establecen
medidas para endeudarlos más. ¿Cómo? Con la prima
de riesgo.
Las Agencias de calificación al servicio de los
mercados financieros, dividen a los Estados según la solvencia económica para
amortizar la deuda. A los de mayor solvencia los mercados financieros les
cobran poco interés y a los considerados arbitrariamente menos solventes han de
abonar un porcentaje mayor de intereses. Ejemplo: Alemania es considerada muy
solvente por lo que su prima de riesgo es bajísima y sus intereses son
alrededor del 1%; mientras que España es estimada subjetivamente poco solvente
y paga alrededor del 7%, pues su prima de riesgo las agencias de calificación
al servicio de los mercados la valoran en más de 550 puntos aproximadamente.
Respecto a España e Italia, la prima de riesgo y el
aumento de intereses correspondientes, son superiores en Grecia, Portugal e
Irlanda; con lo cual, el interés de amortización es tan alto que el saqueo de
sus respectivos gobiernos a los trabajadores no bastan para pagar los intereses
altísimos. Así, en vez de reducir la deuda, está aumenta en estos países.
Luego tanto la deuda como los intereses son inmorales
e impagables, por muchas reducciones del gasto público que hagan los países del
sur de Europa contra sus trabajadores.
Si añadimos que con la reducción del gasto público la economía se contrae más,
es evidente que cada vez habrá más desempleo y menos capacidad para pagar la
deuda; por tanto, la crisis se irá deteriorando cada vez más. Se necesita,
pues, una política de inversión para reanimar las economías, además de
establecer un interés razonable para todos los países igual.
¿Por qué los gobiernos del sur de Europa no plantan
cara a los mercados, a las agencias de calificación, a las instituciones de la
Unión Europea y al gobierno alemán? Porqué en las democracias burguesas, los
partidos y gobernantes en el poder, deben favores, dinero, privilegios y altos
cargos en grandes empresas multinacionales, a los mercados financieros. Luego
los gobernantes han de hacer y legislar de acuerdo con las ambiciones de esos
mercados financieros mundiales. Los mercados compran voluntades y los
gobernantes venden sus almas al poder financiero mundial y regional.
Antiguamente las Potencias colonizaban a débiles
países con sus poderosos ejércitos. Hoy se sigue haciendo igual, pero en
Europa, Alemania con el beneplácito Norteamericano y el apoyo de algunos países
europeos del Norte, está colonizando con los poderes financieros a Italia, España, Portugal, Bélgica y Gracia.
Soluciones
La mejor solución sería cambiar el sistema económico
al servicio del capital, por otro sistema solidario al servicio del bien común
de los pueblos.
Mientras, más que ofrecer soluciones, se trata de
indicar algunas pautas para el diálogo que nos ayuden a establecer medidas solidarias para salir de la
crisis. Entre otras, pudieran estudiarse las siguientes:
-Abandonar el casino
financiero basado en el excesivo endeudamiento y en el mercado especulativo,
dando prioridad a la economía productiva.
-Evitar el
crecimiento continuo que empobrece a la población y destruye el medio ambiente,
promoviendo la producción basada en el llamado “decrecimiento”; es decir, en el
respeto a los recursos limitados, con un reparto equitativo y justo del PIB
mundial y de los PIBs nacionales.
-Garantizar
el bienestar de las clases trabajadoras a nivel mundial y estatal; manteniendo
los servicios públicos controlados por las organizaciones del pueblo e
invirtiendo sus reservas en obras sociales y productivas no especulativas.
-Nacionalizar la banca y recursos estratégicos
con el control de gobiernos, sindicatos y organizaciones de los pueblos; estableciendo
una tasa en las transacciones financieras, progresividad en los impuestos
evitando su evasión y aboliendo los paraísos fiscales.
-Realizar
las reformas necesarias en las ramas de producción y servicios que son
fundamentales (agraria, productiva, educativa, científica, etc.), para
beneficiar al interés general.
-Abandonar
la democracia fallida donde nuestras autoridades elegidas están al servicio de
la dictadura de los mercados no votados. Hay que levantar una democracia
popular y participativa para que nuestros dirigentes controlen a las multinacionales
financieras y productivas, regulando sus transacciones y encarcelando a los
corruptos.
En definitiva promocionando la ética de valores universales que transforme el brutal sistema
capitalista en un sistema mundial solidario, servirá para salir de la crisis
sistémica global y neoliberal en la que nos encontramos.
*Pedro Serrano García es sacerdote español, radicado
en España. Es guía espiritual, animador y consejero de la Red de Comunidades
Cristianas en Resistencia (RCCR). Además es columnista semanal de diario Tiempo
de Honduras.